LA LEYENDA DE LA CREACIÓN DEL BOXER 
Existe una leyenda sobre la creación del Bóxer, debida probablemente a la pluma de la Sra. Stockmann, que resume en sí muy bien la evolución del Bóxer en sus primeros años de vida en el plano morfológico, y que delinea también muy bien algunos aspectos de carácter.
Leamos esta leyenda.
Era el quinto día de la creación. Después de que el Señor hubiera creado todos los animales, comenzó a modelar un ejemplar de cada futura raza de perros. Había perros grandes y pequeños, de pelo largo y de pelo corto, de pelo hirsuto, negros, blancos, manchados y atigrados ; en pocas palabras todo lo que un hombre hubiera podido desear.
Todos los perros habían sido ya creados, entonces el Señor satisfecho, los miró y dijo: "Aquí hay un abanico de elecciones, que todos los otros restantes animales no pueden ofrecer. Pero para completar bien el trabajo, quiero ahora hacer un perro en el que estén asociados la potencia y la nobleza., la velocidad 'y el valor unidos a la bondad". Tomó entonces un puñado de arcilla y modeló el Bóxer.
Era igual al que conocemos hoy, sólo su cabeza no se diferenciaba mucho de la de otros perros. El Señor se alegró y dijo: "Este me ha salido bien de verdad, por esto lo quiero poner aparte, ya que está blando todavía, y puede ser fácilmente dañado.
El Bóxer había oído todo, y levantó orgullosamente la cabeza porque había entendido que era el más hermoso de todos. Además no despreciaba el hacerse grande entre los otros perros y pretendía reconocimiento y honores por parte de todos. Las razas pequeñas estaban de acuerdo y tributaban al Bóxer los honores pedidos.
Pero las razas más grandes se comportaban de manera diferente, porque soportaban con disgusto que un Bóxer, apenas de tamaño mediano, tuviera que estar antepuesto a ellos. Comenzaron enseguida palabras ofensivas. Pero de repente, y ninguno se lo esperaba, el Bóxer lleno de rabia se precipitó contra sus adversarios. Pero éste no había tenido en cuenta su hocico, que estaba todavía blando, porque había sido hecho el último, y la arcilla no se había secado aún. El hocico se aplastó notablemente. Cuando el Señor acudió a sacarlo de la reyerta, la desgracia había acaecido. Pero el Señor sonrió y dijo: “Te quedaras así como estas ahora, hasta el último día” y así sucede.
Quien tenga alguna duda sobre la verdad de esta historia, que intente llevar su Bóxer en compañía de otros perros. Se convencerá enseguida de que sólo con las razas pequeñas han permanecido las antiguas relaciones amistosas.
El Bóxer saluda cordialmente todo perro más pequeño con gran cordialidad y afabilidad, en memoria de los honores que una vez recibió. Todo perro de tamaño grande, por el contrario, se escabullirá al momento porque el Bóxer no ha olvidado todavía que entonces no fue tenido en la debida consideración.
Quien conoce bien todas las cosas del Bóxer, se dará cuenta de cuantas verdades están encerradas en este fantástico cuento.
 

 

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