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Mc GIVER
En un principio ese no era su nombre, le pusimos Perla pues supuestamente era una hembra. Y cuando supimos que era un macho, se nos hizo muy difícil llamarlo Perla. Mis abuelos maternos hace muchos, muchos años, tuvieron un loro verde. Hablaba, cantaba y sobre todo imitaba a la perfección los sonidos de diferentes máquinas del taller de mecánica que teníamos… Murió, después de varios años y siempre me quedaron ganas de tener otro loro. Sabía de la fama que tienen los “grises” en cuanto a imitarnos y que es el loro que tiene una mejor garantía de que sea hablador, cosa que con otro tipo de loro no es tan seguro. Así que hace unos 7 años un conocido nos vendió un yaco adulto. A mi me gusta llamarlos adultos aunque también se les llama salvajes. Pero es que con esa palabra, te los imaginas unos bestias. Normalmente se refieren a loros criados en cautividad pero en estado salvaje, vamos que no están domesticados y su contacto con el hombre ha sido escaso. Esta persona tenia dos parejas de yacos con la mala suerte que se murió uno de ellos. Entonces decidió venderse el que quedaba desparejado y estaba convencido de que era una hembra… (Nosotros empezamos a sospechar que tal vez no fuera así al cabo de unos años) Cuando me lo trajeron y vi lo pequeña que era la jaula en la que venía y que sería donde pasaría unos días les dije a mi marido y a mis hijos: Ya sabéis lo que os voy a decir no? Cogieron directamente el coche y se fueron al Parc de les Aus en Vilasar a la tienda que tienen “Natur Center”y volvieron con una jaula algo más en condiciones (esas de unos 90x60 y unos 110 de alto) y con varios accesorios Vi que el loro estaba como muy traumatizado y muy asustado. Si pasabas o te acercabas a la jaula se ponía alteradísimo y se iba al otro extremo. Optamos por dejarlo tranquilo y dejar que se acostumbrara a su nueva casa y a nosotros, sin agobiarlo. Lo que si que me di cuenta rápidamente era de su aversión a las manos. Pasado un tiempo seguía desconfiando pero no tanto, no se iba al otro extremo de la jaula y no tardó mucho tiempo en imitar silbidos y sobre todo hacia cosas para llamar nuestra atención. Le demostramos que no teníamos ninguna intención de hacerle daño, ni lo molestábamos. Más a delante parecía tenernos una mayor confianza y aunque mostraba y sigue mostrando preferencia por mí, no tiene “manía” a nadie. A parte de los silbidos y “hola” decía otra palabra: “BURRO”. Según el que nos lo vendió (al cual si que le tenía una manía impresionante) siempre que entraba en los voladeros, como habían roto algo, les decía: Que burro! Que burro! Y claro, pues ha repetir burro. Una de las principales cosas que nos propusimos y muy seriamente fue el no enseñarle ninguna palabrota, insulto… Por tanto, hacíamos caso omiso a esa palabra y le decíamos otras, como hola, bon dia, qué tal… Se de gente que se ha artado de su loro no solo por los chillidos que son capaces de hacer, sino por las palabrotas que llegan a decir poniéndoles en más de un compromiso. En un principio hace “gracia” (eso creen algunos) que diga alguna palabra “fea”, pero luego es de lo mas pesado y cuando se quiera quitarle esta costumbre va ser tarea difícil. De verdad, no le enseñéis palabrotas, tarde o temprano os arrepentiréis. Imaginaros a un niño pequeño cuando dice su primera palabrota y el trabajo que cuesta quitarle esa costumbre. Pues un loro es peor, no le podéis hacer razonar de la misma manera que a un niño aunque sea a través de castigos. Con un loro hay que tener mucha paciencia y si la palabra la tiene muy aprendida tomar medidas drásticas. He leído que hay varios métodos como cerrarles la luz en el momento que diga o haga cosas que no queremos. Mirarlos mal y enfadados con un NO !! enérgico seguido de “darle la espalda y marcharnos”. Pero no penséis que esto es tan sencillo. Lo mejor es no caer en la tentación de enseñarles esas cosas… Lo primero que empezó a coger de las manos era el cacahuete. Y siempre que se lo daba le repetía “cacahuet” “cacahuet”… No tardó mucho en decirlo. Yo, todo lo que le doy lo acompaño con el nombre de lo que es. Por ejemplo, le doy manzana pues al dársela digo pooooomaaaaaa, le doy piña pues piiiiiiinyaaaaaaaaa, una pipa … pero no he tenido la misma suerte que con el cacahuet. Aun así, yo sigo llamándole a todo lo que le doy por su nombre. Él, a todo lo demás le llama “hola” dice hola de no se cuantas maneras y tonos diferentes. Se que su “hola” es un comodín para todo, que le vamos ha hacer!!. Lo que sí que hace súper bien es silbar. Le enseñas una canción silbada y os lo prometo: en 2 días máximo te la silba y en una semana la incluye en su remix, te hace unas mezclas encadenadas que alucinas. Contaré una anécdota. McGiver tenia por aquel entonces 2 repertorios el guay y el histérico (así los llamaba yo).El guay era toda una serie de silbidos, palabras he imitaciones de diferentes animales (gallina, lobo, perro, gato, pato, pajarito).El histérico es su lado “salvaje”, silbidos estridentes, pájaros selváticos (digo yo) y chillidos varios. Normalmente ahora ya no saca su lado oscuro!!Bien pues a lo que iba, cuando tenia el rato malo y aun sabiendo que debía pasar de ella (recordad que yo pensaba que era hembra) en un par de ocasiones acabando con mi paciencia le dije que era una bruja (bueno, se lo dije en catalán porque yo les hablo en catalán a mis animales) bruixa. Ya sabia pronunciar algunas palabras mas como mi nombre…Pues estábamos comiendo y no estábamos cerca, y alto y claro dijo “Glòria bruixa vina aquí” que quiere decir: Gloria bruja ven aquí. Ni que deciros que nos reímos un buen rato porque mas claro y alto no lo pudo decir, eso sí, no le volví a decir nunca mas bruja, aunque siguió repitiéndolo unas cuántas veces más. De momento no he conseguido tocarlo, la cabeza así de pasada y los pies. Me coge toda la comida de la mano y de la boca, pero nuestra confianza no pasa de ahí. Siempre he pensado: el día que tenga que cogerlo para algo como por ejemplo para ir al veterinario y encima que fuera por algo urgente…De todas formas, siempre he procurado evitar que la jaula esté sucia (incluidos los barrotes y accesorios), evitando corrientes de aire y dándole una dieta bastante variada (no solo a base de semillas). Se que estas aves son muy resistentes, aunque cuando se ponen enfermas quizás sea algo grabe. Por lo que “alargaba” de momento la primera visita al veterinario. Desde hace tiempo, que he oído hablar de los “papilleros” y los vi en El Parc de les Aus en “Natur center”, bueno, fue un flechazo total. Para quién no sepa que es eso de papillero pues son todos los pájaros criados a mano. Se separan de sus padres pronto y se les da de comer una papilla con cucharilla o jeringa. Así de esta manera pasamos a ser sus congéneres y son pájaros muy dóciles y cariñosos. Después de la primera vez que los vi, seguía conociendo a gente que o bien los vendía o que había comprado alguno. Todos me explicaban cosas estupendas de ellos. En fin, que en mi 42 aniversario, mi marido me regaló una papillera yaco. No sabíamos exactamente el sexo de nuestro yaco. Cuando encargamos el papillero entramos en una lista de espera pero de mientras fuimos a verlos y a hablar con los criadores de Psitacus Catalonia. Hablamos de muchas cosas y nos hicimos mutuamente muchas preguntas. Sabíamos que teníamos que sexar nuestro loro para ver si era macho o hembra. Hablando con Teresa, nos hizo ver la necesidad de hacerle lo del sexaje pero que también era muy conveniente saber que no tuviera ninguna enfermedad para que no se la pasara al pequeño-a. Nos explicó que hacían unas pruebas de sangre para saber que no estuviera enfermo, o fuera portador de alguna enfermedad. Se presentó el tema más temido por mi, cómo llevarlo al veterinario? Conseguimos pasarlo a una jaula pequeña sin tener que cogerlo! Y ciertamente fue menos traumático de lo que me imaginé. El veterinario lo encontró muy bien y le limó las uñas y un poco el pico. Nos dijo que parecía un macho y le sacó sangre para hacerle la prueba de ADN (para saber el sexo) y también por si tenía o era portador de alguna enfermedad. Por las cosas que nos había explicado Teresa y el veterinario, quedamos convencidos de que era conveniente que aún que los loros estuvieran bien, hacerles una revisión anual Yo pensaba que me guardaría rencor durante unos días, por lo menos una semana, después de tanto toqueteo en el veterinario. Pero no, me perdonó rápidamente y continuamos siendo amigos. Los análisis salieron muy bien y efectivamente era macho. Ala! Ha cambiarle el nombre. Así que pedí que fuera hembra la papillera. En un principio la idea era que cuando tuviera unos meses ponerla junto a McGiver y cuando ella tuviera unos 7 años si todo iba bien…igual nos daban yaquitos. Las cosas no han salido como planeamos. McGiver está dolido. Hemos procurado no darle celos pero no ha salido bien. Mirad que tenemos un montón de animales, a los demás los acepta pero a Fiona no. Les compré una súper jaula de casi 2x2x1 con separación al medio. Pero McGiver se empezó a quitar las plumas y se puso agresivo con ella, he incluso un poco conmigo. Por lo que no he insistido en este tema y no los voy a poner juntos. A demás, he estado pensando que tal vez sea mejor que estén separados, ya que puede que de la otra forma Fiona no seria tan cariñosa conmigo, ni aprendiera a hablar tan fácilmente ya que tendría a McGiver para hacerle caricias… ahora he comprado una yaco adulta esperando que le caiga mejor. Creo que al ver diferente a Fiona (polluelo) y las atenciones que se le daban, como darle la papilla y ponerla aquí y allá. Y aun que los puse muy cerca el uno del otro para hacerles mimos a los 2 por igual, no funcionó. La nueva yaco parece caerle mejor, pero no del todo. Lo de siempre: PACIENCIA!!
30/08/05 |
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